Nuestro objetivo es acompañarlos en el descenso de peso, mediante la reeducación en relación con la alimentación, procurando cambios de hábitos, brindando información, herramientas y técnicas para arribar a un peso saludable y mantenerlo en el tiempo.

NO HAY NADA MÁS LINDO QUE LA FAMILIA UNIDA





Comer en familia nos reune alrededor de la mesa, nos encuentra con los nuestros, fortalece los afectos. Nos miramos y escuchamos. Sabemos del otro. También, mejora la alimentación de los chicos, ayuda a fortalecer las relaciones y a prevenir trastornos alimentarios y otras conductas adictivas. Sin duda, esos momentos son una prioridad en la relación entre padres e hijos.

La sociedad capitalista nos roba el tiempo. Con el agitado ritmo de hoy en día, parece cada vez más difícil reunir a la familia a la hora de la comida. A veces, porque los padres trabajan y llegan muy cansados, o porque los hijos prefieren comer algo rápido por ahí. Sentarse a disfrutar de una cena familiar suele ser menos frecuente que hace un tiempo. Pero hay varias y buenas razones para intentarlo, para mejorar los vínculos intrafamiliares, y lograr una alimentación sana, disminuir el riesgo de desarrollar trastornos de la alimentación y la adicción a sustancias perjudiciales para la salud.


Comer en familia está asociado con un mayor consumo de frutas, hortalizas y leche, y un menor consumo de gaseosas, grasas saturadas y grasas trans. Además, cuando los padres están presentes en el desayuno, es menos probable que los adolescentes salteen la comida más importante del día. Hay una mejor incorporación de nutrientes esenciales, importante en los niños durante la etapa de crecimiento.

Los adolescentes que comen más veces con sus familias tienen menos probabilidades de desarrollar desórdenes de la alimentación como dietas crónicas, vómitos o uso de laxantes y diuréticos.



COMER EN CASA

Cuando se come en familia se suele comer más comida casera y menos productos de envíos a domicilio o comidas para microondas. Por lo general, los platos hechos en casa suelen tener menos azúcar, sal y grasas trans que las comidas compradas.

A través de las comidas familiares, los niños pequeños aprenden sobre el comer. No sirve que los padres repitan una y otra vez que deben comer más verduras, si lo único verde que hay en la mesa es el mantel o la botella de gaseosa. Los niños aprenden lo que los padres enseñan no sólo con la palabra sino con sus acciones.

Durante las comidas, los padres pueden observar si sus hijos muestran algunos signos de alimentación desordenada, que eventualmente pueden dar lugar a trastornos alimentarios, como comer muy poco o en exceso. Esto les permitirá corregir las malas prácticas o pedir ayuda profesional a tiempo.



EN BUSCA DE LA CHARLA PERDIDA

No sólo se trata de mejorar la alimentación. Las comidas en familia pueden ser momentos para conversar y estar al tanto de lo que sus seres queridos están haciendo: proyectos, problemas, deseos, acciones cotidianas… Por eso, ayudan a fortalecer el vínculo familiar y  mejoran la comunicación y la capacidad para relacionarse con otras personas. Además contribuyen al mejoramiento del vocabulario, el rendimiento académico y otras habilidades cognitivas. También se ha demostrado que pueden ayudar a disminuir el riesgo de que los jóvenes adopten conductas de riesgo como adicciones al tabaco, el alcohol o las drogas ilegales.



EN  ACCIÓN

Las comidas familiares son una prioridad. Intentemos comer juntos por lo menos una vez al día. Si  las actividades de cada uno dificultan la cena en común, consideremos si es posible reunirnos en el desayuno. Si los horarios aún lo impiden, planifiquemos qué días y comidas puede lograrse y hagamos lo posible por estar presentes todos .


Que las comidas sean un momento placentero, sin peleas ni discusiones. Si cada comida es una ocasión nueva para discutir, comenzarán las deserciones. En cambio, si reina una atmósfera agradable, es más probable que quieran repetir esa experiencia.


Que no haya distraccionesUna cena en familia con la televisión encendida no es una cena en familia. En lugar de escucharse unos a otros, las personas escuchan lo que sale del televisor y no habrá diferencia entre ver televisión en la habitación que compartir ese momento con los padres y los hermanos.

Que nos guste a todos. Muchas veces los chicos son renuentes a comer en familia porque prefieren comer otros alimentos. Escuchemos sugerencias e incorporemoslas cada tanto al menú.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...