Nuestro objetivo es acompañarlos en el descenso de peso, mediante la reeducación en relación con la alimentación, procurando cambios de hábitos, brindando información, herramientas y técnicas para arribar a un peso saludable y mantenerlo en el tiempo.

CAMBIAR HABITOS, LA CLAVE PARA BAJAR DE PESO Y MANTENESE




Tiene algunos kilos de más, sube a la balanza y decide cuánto quiere bajar. Y luego, generalmente, se pone una fecha límite. ¿Resuelto el problema? Aún no: resta saber cómo hacerlo y llevarlo a la práctica.

Muchas personas dan rienda suelta a su ansiedad y tratan de eliminar de plano su sobrepeso a través de dietas y métodos que terminan perjudicando su salud:


► Ayunar durante varios días o comer muy poco.

► Eliminar totalmente de la dieta ciertos alimentos, como los dulces, por ejemplo, y desearlos constantemente durante ese lapso.

► Abandonar los alimentos con fama de engordantes, como las famosas cuatro P: pan, pastas, papas y postres.

► Adherir a algún programa del tipo "adelgace 7 kilos en una semana".

► Recurrir a pastillas que reducen el apetito, generalmente anfetaminas.


Ninguno de estos recursos suele ser efectivo para bajar de peso y mantenerlo en el tiempo. ¿Por qué? Porque este tipo de dietas dividen los alimentos en dos: los que usted puede comer para adelgazar y los que comen los demás.

Usted separa sus alimentos "permitidos" en un recipiente en la heladera y vacía su cocina de cualquier otro. Comienza a tener miedo de ir a lugares donde los demás alimentos abundan: el supermercado, la panadería, la confitería, el restaurante, la fiesta de cumpleaños de su amiga… A veces ni siquiera quiere cocinar, por temor a tentarse.

Resultado: MAS HAMBRE...

La restricción continua de alimentos suele causar una mayor sensación de hambre, que además es constante, y el saldo es inevitable: volver a comer, con culpa, y recuperar el peso perdido, y a veces incluso, algunos kilos más. Es lo que conocemos como "efecto rebote".

Las dietas restrictivas tratan a los alimentos como enemigos y a usted como si fuera un niño que no sabe elegir y que necesita ser controlado. Adelgazar se convierte entonces en una especie de castigo, que usted a veces siente que merece, porque volvió a aumentar de peso.  

Esquemas basados en la prohibición y la restricción no favorecen su salud física, mental y emocional y, al contrario, refuerzan los hábitos poco saludables.


Si usted ha tenido sobrepeso durante mucho tiempo o sufre de obesidad, necesita un nuevo panorama respecto de cómo hacer dieta y cómo mejorar su salud. Hacer dieta no significa renunciar al placer que le brinda una comida que le gusta. Aunque usted no lo crea, puede disfrutar de los alimentos, se puede disfrutar de una dieta. La clave está en aprender una nueva manera de comer que lo ayude a mantenerse en el peso adecuado y contribuya a mejorar su salud y bienestar general.

La forma, la cantidad y los alimentos que usted consume forman parte de sus costumbres. Por eso, intentar cambiar de un día para el otro la manera de comer es una propuesta difícil de cumplir, o por lo menos, de sostener. Lo más probable es que esta autoimposición de nuevos hábitos funcione durante cinco o diez días, pero después todo vuelve a la normalidad.

Piense en algo cotidiano, como ducharse, por ejemplo. Usted tiene una organización ya creada: el jabón, el champú, el cepillo, el toallón, la ropa, su peine o cepillo, el secador para el cabello, la alfombrita al salir de la ducha, etcétera. Todo está dónde y cómo a usted le gusta, o le resulta cómodo, para su cuidado personal. Esta rutina simple, como tantas otras, se termina de armar generalmente entre los veinte y treinta años de edad. Después se repite automáticamente, sin necesidad de pensar conscientemente cada paso.

Póngase ahora en el lugar de quien necesita hacer una dieta para adelgazar y mantenerse. Para tener éxito, tendrá que cambiar hábitos alimentarios que fueron construidos a lo largo de toda la vida, que fueron incorporados con placer, utilizando sus sentidos: la vista, el olfato y el gusto. También será necesario hacer cambios en la manera de comprar, preparar y servir los alimentos, la forma de comer y el tiempo que se le dedica. Esto incluye una nueva manera de distribuir las comidas, adaptarse a cantidades diferentes y a una mayor variedad de alimentos.

Darle a usted una dieta o un plan de alimentación y esperar que cumpla las indicaciones al pie de la letra gracias a nuestro poder de persuasión o porque somos muy convincentes, implica efectivamente un riesgo. Es preciso acompañarlo a construir su "autocuidado responsable". Esto es, a que usted pueda ir progresivamente reemplazando esquemas mentales que ya no le sirven por otros que sean útiles hoy, para su actual necesidad. Hay que desactivar costumbres viejas y reemplazarlas por esquemas nuevos más sanos.

Y para ello es necesario su compromiso. El poder lo tiene usted: está en sus manos decidirse por una vida más agradable y satisfactoria o conformarse con esos kilos que tanto le molestan.




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