Desde hace 8 años y a manera de un pequeño llamado de atención a las sociedades, se instauró el Día de la obesidad; propuesta que en algunos países está cobrando cada vez mayor vigencia.
UNA NUEVA EPIDEMIA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido recientemente la obesidad como “la mayor epidemia del siglo XXI”, lo que nos da una idea de la importancia de esta enfermedad. Según sus estimaciones, en la actualidad hay mas de 250.000.000 de personas obesas y para el año 2025 prevé que se alcancen los 300 millones. Por ello, hay que dar su justa importancia a esos kilos de más que pueden repercutir negativamente en nuestra salud.
La obesidad no es, como cree mucha gente, sólo un problema estético. La obesidad es un grave problema de salud pues es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Además, las personas con obesidad ven reducida dramáticamente su calidad de vida, disminuye su capacidad de hacer determinadas actividades cotidianas y ven como este problema puede afectar a veces incluso a sus relaciones sociales y a su vida laboral.
Argentina figura en el puesto 7 entre las 10 naciones con más personas gordas del planeta. El 53 por ciento de la población es obesa o tiene sobrepeso, y tiene diabetes, colesterol alto e hipertensión, con riesgo de mortalidad prematura de la mano de las enfermedades cardiovasculares.
Un estudio reciente se ocupó de averiguar en qué grado los hábitos que componen el estilo de vida de un país tienen una profunda raíz social, económica y cultural y cómo estos hábitos pueden ser los responsables de convertir a una nación en la más gorda (o delgada) del planeta.
China es otro ejemplo: el índice de personas con sobrepeso y obesidad escaló del 6 al casi 35 por ciento en los últimos 30 años, lo que afecta negativamente la economía del país debido a los costos sanitarios asociados a la atención médica de esta enfermedad y sus complicaciones.
El desafío es claro: la obesidad impacta negativamente no sólo sobre la salud de la población sino, además, sobre el sistema económico y sanitario de cada nación debido al tratamiento de las múltiples complicaciones de la enfermedad
Presidencia de la Nación promulgó la ley 26.396 (el 13.08.2008). No obstante, objetó
(Decreto 1395/2008) los artículos 5, 11, 20 y 21 (el 02.09.2008).
El número 11 exige incluir la leyenda “el
consumo excesivo es perjudicial para la salud” en las promociones
publicitarias de los comestibles con elevado contenido calórico y pobre
en nutrientes esenciales. El Poder Ejecutivo argumentó: “Que resulta difícil encontrar ejemplos de un alimento que por sí solo
cumpla con los requisitos de elevado contenido calórico y pobre en
nutrientes esenciales. No existe un valor o un umbral que clasifique a
un alimento como de "elevado o bajo valor energético", cada alimento
aporta una cierta cantidad de calorías por porción, y de acuerdo a las
necesidades diarias de energía se pueden consumir más o menos porciones
de ese alimento...”
Marcelo Blanco, abogado especialista en responsabilidad médica, retrucó en la publicación Nº 23 de la Revista Obesidad de SAOTA:
“Las objeciones del Ejecutivo para con la norma parecen ser mas
directivas de las grandes corporaciones (alimentarias y farmacéuticas)
que verdaderas motivaciones para evitar que determinados alimentos
tengan la leyenda que ordenaba la ley en su texto original.”
Mientras estos índices siguen creciendo, la ley de obesidad 26.396, sancionada por el Congreso argentino en 2009, que reconoce la gravedad de la afección y dispone su cobertura en el plan médico obligatorio (PMO) por obras sociales y prepagas, sigue sin ser puesta en práctica en forma efectiva, por lo cual su aplicación es parcial. Conquistar un peso sano es posible, y prevenir la enfermedad, también. Pero es necesaria la intervención del Estado y las políticas acordes para evitar los estragos de la epidemia. Hasta que la norma no se cumpla en su totalidad tendremos el futuro hipotecado.
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