Nuestro objetivo es acompañarlos en el descenso de peso, mediante la reeducación en relación con la alimentación, procurando cambios de hábitos, brindando información, herramientas y técnicas para arribar a un peso saludable y mantenerlo en el tiempo.

VACACIONES, EN BUSCA DEL VACIO


La palabra vacaciones deriva del vocablo latino vacatio, que significa “tiempo de vaciamiento”. Así, el sentido más profundo de este receso es para vaciarse de horarios fijos, rutinas, obligaciones, compromisos.

Sin embargo, el concepto de “vacío” puede tener más de un significado.

La filosofía china considera el vacío como:

“hacer nada”, detenerse, mirar, respirar hondamente, ser parte del mundo, espectadores en vez de protagonistas. Un vacío fértil, creativo. Lleno de silencio y contemplación, lo que permite una unión íntima con la naturaleza y con uno mismo, en un tiempo concreto, “aquí y ahora”, ese vital tiempo presente.

Los filósofos occidentales, por su parte, hablan del vacío existencial. Es aquel en el cual surge la angustia de no tener un horizonte, un proyecto; aparecen las emociones negativas producto de no encontrarle sentido a la vida. La mirada es claramente diferente. El vacío fértil puede ofrecer puntos de vista y experiencias nuevos, emociones sorprendentes. No hay obligación de hacer algo para llenarlo; se trata simplemente de convivir con lo que nos rodea, abrir la mente, estar en armonía.

Del vacío existencial suele surgir la necesidad impetuosa de huir, de “hacer algo”, de escapar antes de explorar en las preguntas “¿para qué vivo?”, “¿estoy haciendo las cosas bien?”, “¿mi vida es como yo deseo?”. En muchas ocasiones, este vacío existencial es un camino directo a la enfermedad, al aislamiento, las conductas riesgosas (consumo excesivo de sustancias, relaciones peligrosas, atracones que llenan el vacío con comida), hiperactividad o, por el contrario, depresión.

Mientras el vacío fértil genera endorfinas y resulta acogedor, el vacío existencial aumenta la producción de adrenalina y cortisol (corticoides internos) y puede hacerse insoportable. Mientras el primero aumenta la sensación de placer, relajación y armonía, el segundo lleva a la tensión continua, la necesidad de estar siempre haciendo o siguiendo algo. Aunque a simple vista la tendencia a llenar el vacío existencial parece ser el único modo de vivir, lo cierto es que se trata de la forma más segura de vivir enfermo.

Todos los ciclos vitales necesitan un descanso, una pausa. Así como alternamos inspirar aire con exhalarlo, así como las personas no podemos permanecer despiertas varios días seguidos sin pagar las consecuencias con dolores y cansancio, el equilibrio no se alcanza con la acción permanente.

Vacaciones, pausa indispensable del año, puede convertirse en un vacío fértil, un tiempo para renovar la energía, mirar con ojos nuevos los paisajes de siempre… o bien ser la continuidad del vacío existencial. Para que las vacaciones sean un fértil tiempo de vaciamiento, no hace falta mucho. Basta con prestar atención a lo que no se registraba durante el intento desenfrenado de cumplir con la rutina cotidiana. Una simple mirada, la escucha paciente de un relato, el compartir un atardecer con alguien o simplemente disfrutarlo solo y en silencio, pueden devolver el equilibrio y la integridad.

En el tiempo de vaciamiento fértil se fortalecen lazos a veces olvidados, se recrea un espacio compartido, es posible caminar sin tener que llegar a ningún lado. Se terminan los apuros, los horarios se modifican. Se trata de un viaje a nuestro interior, ese que de tanto responder a las urgencias y las demandas cotidianas va quedando relegado, en un segundo plano. Volver al silencio, que es mucho más que la ausencia de ruido. Al silencio que pacifica, reconforta y permite escuchar los sonidos de la naturaleza o la propia respiración.

Que este tiempo de descanso, sea una nueva oportunidad de disfrutar, de viajar a nuestro interior, de reir, de reinventarnos....felices vacaciones.

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