Es un antiguo sistema de ejercicios acompañados por técnicas de respiración. Ayuda a cuidar la salud física, aquietar los pensamientos y reducir el estrés.
¿Qué es?
El yoga -cuyo nombre significa “unión”- es un medio de autoayuda para obtener bienestar físico, mental y espiritual. Se trata de un antiguo sistema de ejercicios o posturas, llamados asanas, que se practican lentamente, acompañados de una técnica muy minuciosa de respiración.
¿Para qué sirve?
Puede ser usado como forma de relajación, como gimnasia, para mantenerse con buena salud, y como una técnica de meditación. Proporciona tranquilidad mental, concentración, claridad, flexibilidad de la columna, músculos y articulaciones. Con el yoga no sólo se estiran todas las partes del cuerpo, sino que a la vez se realiza un masaje a los órganos y las glándulas internos. Su sistema de respiración estimula la circulación, aumenta el suministro de oxígeno a los tejidos, ayuda a regular la presión arterial y a reducir el estrés. Los estiramientos promueven un mejor drenaje de los vasos linfáticos, sistema por el cual se eliminan tóxicos del cuerpo. Las posturas mejoran el tono muscular y protegen las articulaciones.
¿Cómo se practica?
Un instructor de yoga está preparado para proponer una secuencia ordenada de asanas, que llevan nombres como el arado, la cobra, el saludo al sol, el arco. Las asanas son posiciones que el cuerpo mantiene durante un cierto período de tiempo, con el propósito de beneficiar órganos, glándulas y columna. Las posturas deben resultar cómodas.
Las clases deben tomarse con regularidad, dos o tres veces por semana. El yoga puede practicarse a cualquier edad y sus posturas son adaptables para personas con lesiones o debilidad físicas.
Ciertas condiciones, como elevada presión sanguínea, mareos o problemas oculares, hacen desaconsejable practicar determinadas posturas. Es preciso estar autorizado por el médico para hacer yoga.
El origen de las asanas
Muchas de las asanas llevan nombres de animales, como el pez o la cobra. Esto se debe a que los yogis las diseñaron, en parte, observando el funcionamiento de los instintos animales, y los estiramientos y contracciones musculares que ellos hacían. Los gatos, en particular, son expertos en relajación. Al despertarse del sueño, se estiran instintivamente, arquean la columna en ambas direcciones y luego se relajan.
Los yogis también se basaron en un conocimiento serio de la anatomía y fisiología humanas. Sabían que poner el cuerpo en ciertas posiciones estimulaba nervios, órganos y glándulas específicas.
Las posturas basan sus potentes efectos en la aplicación de cinco mecanismos fisiológicos naturales:
* el uso de la gravedad para aumentar el flujo de sangre a la parte deseada del cuerpo.
* los masajes de órganos y glándulas, por presión suave.
* el estiramiento de músculos y ligamentos, que se relajan y descomprimen, lo que genera también una relajación mental.
* la respiración profunda y lenta.
* la concentración.
¿Por qué es tan interesante el yoga? Porque no se trata de una simple práctica física. Al combinar la respiración con las asanas o posturas, nuestra energía vital se activa, se desbloquea y se recupera, lo que produce un potente efecto físico y mental. Las asanas no sólo ejercitan los músculos, la fuerza, resistencia y equilibrio, sino que masajean los órganos internos, activan el metabolismo y oxigenan el organismo. Este es el caso de las posturas invertidas, que renuevan el flujo sanguíneo rejuveneciendo el organismo desde dentro.
Mucha gente piensa que el yoga consiste en hacer estiramientos y relajarse. Algo hay de eso, pero sólo algo. En un buen centro o con un profesor experto, la práctica del yoga se convierte en un potente ejercicio físico y mental, capaz de ayudarnos a redescubrir y cambiar nuestro cuerpo. Las sesiones se basan en posturas y contraposturas que tonifican el cuerpo de manera equilibrada pero, sobre todo, flexibilizan y fortalecen la espalda.
Haciendo yoga se corrigen desequilibrios posturales, se mejora la flexibilidad, se combate el estrés, la depresión, la ansiedad y el insomnio, se mejoran problemas de estreñimiento y ¡también! se queman calorías, ya que muchas asanas estimulan la glándula tiroides de forma específica. En conjunto, todas las posiciones realizadas junto con la respiración despiertan y activan el organismo.
Al poco tiempo de empezar a practicar yoga, uno comienza a experimentar grandes y positivos cambios. No sólo físicos. Tu ritmo vital empieza a calmarse, el cuerpo parece estirarse y alargarse, incluso puede cambiar nuestra forma de comer, ser y estar.
Esta milenaria disciplina es uno de los mejores sistemas de cuidado integral que existen. Cuerpo, mente y espíritu se ven fortalecidos y serenados por la práctica de las asanas, la respiración y la meditación.
Los beneficios físicos y mentales son tantos, que merece la pena probarlo.